martes, 4 de marzo de 2014

RELIGIÓN EN LA ÉPOCA DE LOS CRISTEROS

El episodio revolucionario más importante en San Francisco del Rincón ocurrió el martes 28 de julio de 1914, cuando las huestes de Pascual Orozco y José Pérez Castro saquearon los principales comercios de la localidad, exigiendo además un préstamo forzoso de seis mil pesos. Igualmente se tienen noticias de la presencia de villistas a fines de diciembre de 1914. El conflicto cristero tuvo especial relevancia en San Francisco del Rincón, debido al lugar estratégico que ocupa como puerta de entrada de los Altos de Jalisco, la zona más álgida durante la cristiada. 

Algunos acontecimientos cristeros ocurridos en el municipio franco rincones acapararon incluso la atención nacional debido a su trascendencia e importancia.
En la madrugada del 2 de enero de 1927, un grupo de cristeros procedente de San Diego de Alejandría Jalisco, se dirigió a la ciudad de San Francisco del Rincón. En el trayecto hirieron al conductor de tranvía, Magdaleno Zermeño, quien hacia el servicio de Purísima a San Francisco, al llegar a esta población y no encontrando resistencia, pusieron en libertada a los presos y en el quiosco del jardín principal improvisaron un altar en donde el capellán cristero Pbro. Fernando Escoto, oficio una misa para los alzados.

Al terminar este servicio religioso emprendieron la retirada, pero antes el teniente coronel Miguel Mojica sustrajo tres mil pesos de la Administración de correos, dejando como responsiva un vale firmado “para el triunfo de la causa”. La retirada la emprendieron por la Cebolleta (actualmente barrio de San Antonio), rumbo a los tanques donde encontraron a gente de Jalpa de Canovas que también venia a apoyar la toma de San Francisco del Rincón, acción que llano pudieron llevar a cabo pues tropas federales arribaron a dicha ciudad.
Otro de los sucesos notables del conflicto cristero fue el combate en el que perdió la vida el jefe cristero Domingo Anaya, quien tenía su cuartel en la hacienda de San Isidro. Fue el 26 de marzo de 1928 cuando los generales Rivas Guillen y Jaime Carrillo al mando de tres columnas de federales, rodearon a la partida de Anaya quienes como último recurso se refugiaron en la capilla de la hacienda para hacer frente a los federales.
El último acontecimiento de la guerra cristera en nuestra ciudad, fue el ataque efectuado por el padre Aristeo Pedroza y Lauro Rocha el 5 de abril de 1929, librándose aguerrido combate en las inmediaciones de lo que hoy es la Colonia Cuauhtémoc.

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