viernes, 28 de febrero de 2014

QUEMA DE BRUJAS

Una estrategama, hoy leyenda de mediados del siglo pasado, da cuenta del nivel de animosidad en que se encontraba la relación entre los pueblos del Rincón y de los esfuerzos de San Francisco por modificar su vínculo de dependencia comercial con Purísima. El relato y la leyenda comenzaron a urdirse y confundirse, a partir del 31 de diciembre de 1845, cuando tomo posesión por segunda ocasión de la alcaldía francorrinconense Don José Atanasio Guerrero, la primera medida, fue convocar de urgencia a los jueces auxiliares de toda la comprensión d San Francisco. 
A través de ellos se hizo llegar a la jurisdicción francorrinconense la orden de que el domingo siguiente, 4 de enero de 1846, los vecinos debían acudir a comerciar a la Plaza de San Francisco y no a Purísima, como tenían que hacerlo hasta ese momento.
La leyenda dice que se hizo correr la noticia de que ese primer domingo del nuevo año iban a ser exhibidas y quemadas en leña verde dos mujeres del Barrio de la Cebolleta, que habían sido sorprendidas en plena acción de hechicería, sus nombres eran Antonia Lomena y Jacinta Parra.Así no es de extrañar que el día de mercado resultara efectivamente muy concurrido por gente de diversos rumbos del Rincón, acudió a San Francisco para presenciar la quema de las brujas. De paso, ya ahí, habían aprovechado para asistir a misa y hacer su mandado en los variados y surtidos puestos instalados en el jardín.
Transcurrido el día, sin darse mayores razones, pero sin negar el hecho, se supo que la quema había sido pospuesta para el domingo siguiente, el cual se fue suspendiendo hasta que el tercer domingo se llevo a cabo, si no la cremación por lo menos la exhibición y desfile de ambas brujas, muy bien ataviadas con las más obvios y ostentosos implementos de su supuesto oficio, “sirviendo de cabalgadura a una, un asno de mal aspecto que tiraba de la otra del ronzal, y ambas portando las insignias de su supuesta magia, las cuales fueron: el gato coreográfico, unos rosarios de cabos de velas al cuello y otros a manera de penachos de plumas de pavo común en la cabeza”, pero no fueron quemadas.La reputación de San Francisco quedó seriamente deteriorada, ligando a la quema de las brujas, el éxito comercial quedo interpretado como consecuencia de manejos extraños, que no fue difícil imputar a la hechicería y generalizar el atributo a toda la población de San Francisco del Rincón.

3 comentarios: