Una de las primeras obligaciones de los indígenas Franco Rinconenses, al asentarse como pueblo a orillas del ojo de agua de la estancia de Santiago a principios del año de 1607, fue construir un templo. El que debieron de haber construido en este lugar no pasaría de ser una ermita fabricada con material perecedero, pues ningún rastro de ella ha llegado a nosotros.
Cuando en 1613 se les autorizó su traslado a un lugar más alto, uno de sus primeros impulsos, además de la custodio y agrandamiento de sus tierras, fue la de construir una iglesia de material durable, como claramente se los hizo saber el Alcalde Mayor de la Villa de Santa María de los Lagos. Este templo lo construirían con toda seguridad en el que actualmente está el parroquial de San Francisco de Asís.
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